Es curioso ver como mi intenciones corren atreves de un tubito
directo hacia abajo, descendiendo
por el mismo lugar en donde la vivora sube, si quiero
y me pregunto que haré mañana,
porque mañana al levantarme y suspiro devuelta
y salgo como si fuera una persona normal
como todas las personas con caras que remiten a la putrefacción
apresuradas corriendo al colectivo, entretenidas con sus audífonos
intento no colapsar, las lineas lunáticas de presión
y me veo como si fuera mañana otra vez remitiéndome
deslizándome, soltándome y fluyendo como el agua
en donde las cortinas, las paredes son altercados del tiempo
en donde te veo
y cuando te veo, desaparezco
la paciencia no tiene principio ni fin
es solo un decir, y me despierto,
y suspiro
y la vivora podría comer mi cabeza
pero nunca lo haría, no si mis tropiezos fueran más que mis aciertos
la boca se me reseca y me despierto,
y suspiro.